Wednesday, December 19, 2007

Música Precolombina e instrumentos musicales



Una trompeta precolombina.---->

La música es un arte sublime, además de ser uno de los aspectos intangibles de las culturas precolombinas. A través de su arte, de sus sitios y construcciones, estas culturas se continúan comunicando con fuerza y misterio, mientras sus instrumen-
tos musicales han permanecido mudos. La mejor muestra existente sobre la música ancestral son algunos instrumentos que han logrado permanecer en el tiempo; éstos, junto a la observación de cerámica representativa, dibujos y diseños, además de
fragmentarias descripciones escritas por los cronistas españoles después de la Conquista, son algunos de los elementos que la etnomusicología toma para rehacer una visión del mundo sonoro prehispánico. Para entender estos instrumentos, sería necesario un esfuerzo por reconstruir nuestra visión de lo que conocemos por música; pues estos objetos, más allá de ser instrumentos musicales, en un principio
tuvieron una finalidad asociada a la comunicación con el mundo natural y sobrenatural. La arquitectura y estética de aquellos instrumentos respondía a una compleja visión de los ciclos, la vida y la muerte, el movimiento del cielo y el inframundo y, también, a aspectos más simples como la imitación de sonidos con los cuales se convivía. Estas características se aprecian en sus diferentes formas y sonoridades.

Pienso que los instrumentos precolombinas eran mas interesante que los trompetas de hoy en dia.

Sunday, December 16, 2007

Mayas

a civilización maya dominó el sur de Mesoamérica durante la segunda mitad del primer milenio de nuestra era. Aunque se originó en el periodo preclásico, la cultura maya alcanzó su apogeo artístico e intelectual durante la última etapa clásica, desde alrededor del año 600 hasta aproximadamente el 900. En la época de la conquista española ya se encontraba en decadencia.

Ninguna otra civilización precolombina igualó a los mayas en la variedad y calidad de su arquitectura. Los emplazamientos mayas clásicos se fundaron en un principio en las zonas de las tierras bajas tropicales. Comparados con la cultura de Teotihuacán, dichos emplazamientos parece que prestaron mayor atención a los aspectos ceremoniales y dedicaron menos interés a los urbanos. La mayoría de las ruinas mayas están en México. Entre ellas se puede mencionar Palenque, Yaxchilán y Bonampak y en la península de Yucatán, Chichén Itzá, Cobá, Dzibilchaltún, Edzná, Hochab, Kabah, Labná, Sayil, Uxmal y Xpuhil. Otros emplazamientos importantes son los de Copán, en Honduras, y los de Guatemala: Piedras Negras, Quiriguá y Tikal, el mayor de todos los centros ceremoniales mayas. Su arquitectura se caracteriza por un sentido exquisito de la proporción y el diseño, así como por su refinamiento estructural y la sutileza de los detalles. Los mayas utilizaron la escultura más ampliamente en la decoración arquitectónica que todas las demás civilizaciones precolombinas. La bóveda de saledizo se empleó no sólo para cubrir espacios interiores sino también para construir arcos apuntados o trilobulados. También construyeron caminos pavimentados que conectaban los centros administrativos y religiosos más importantes. Se cree que se utilizaban sobre todo para procesiones ceremoniales y como símbolo de lazos políticos.

Textiles


Gracias a su clima extremadamente seco, la costa de Perú es la única región de la que se conservan ejemplos importantes de tejidos de periodos precolombinos tempranos. Enterrados en tumbas del desierto, especialmente en la península de Paracas, se han conservado en perfecto estado piezas que tienen una antigüedad de 2.500 años. La fibra más común utilizada para tejer vestidos era el algodón, aunque en la zona central andina también se usaba la lana de llama, alpaca y vicuña. A menudo se coloreaban dichos materiales con tintes minerales y vegetales. Las telas presentaban diseños e imágenes que se incorporaban directamente al tejerlas, o que se pintaban, estampaban, bordaban o aplicaban posteriormente. En el periodo posclásico en Perú y Mesoamérica también se utilizaban plumas para hacer mosaicos y otros objetos como escudos y tocados (véase Tejidos latinoamericanos).

Metalistería


Desde su supuesto origen en el norte de la zona central andina alrededor del 700 a.C., el trabajo del metal se extendió hacia el área intermedia y alcanzó Mesoamérica alrededor del 1000 d.C. Debido a la insaciable sed de oro y plata de los europeos durante la conquista y después de ella, la mayoría de los objetos que no estaban enterrados o escondidos fueron fundidos por los conquistadores españoles y transportados como lingotes a España. Aunque las culturas prehispánicas no conocían el hierro ni el acero, habían trabajado mucho el cobre y habían descubierto la aleación del bronce alrededor del 1000 d.C. La tumbaga, una aleación de cobre y oro, se utilizó en Perú, Colombia y Ecuador. Se aplicaron muchas técnicas para trabajar el metal, que iban desde la cera perdida, hasta la soldadura, el repujado y el grabado. Los trabajos en metal solían estar grabados, chapados en oro o decorados con incrustaciones de piedras y conchas de mar.

Cerámica


De todo el mundo precolombino son los objetos de cerámica los que en mayor número han llegado hasta nuestros días. Se cree que la cerámica surgió en Colombia o Ecuador y que sustituyó a las canastas y vasijas de calabaza seca utilizadas como recipientes. Se hacían objetos de cerámica y arcilla tanto a mano como utilizando moldes para luego decorarse con diseños estampados mediante un bloque de terracota o piedra, relieves o bajorrelieves y diferentes técnicas de pintura y pulido. Aunque existen algunos ejemplos de cerámica policromada, la mayor parte estaba pintada con uno o dos colores o se dejaba sin pintar.

Pinturas


Las excavaciones arqueológicas siguen sacando a la luz nuevos ejemplos de pinturas murales. En Teotihuacán, México, tanto las paredes interiores como las exteriores de los edificios se cubrían con una capa gruesa de estuco en la que se pintaban diseños decorativos o escenas narrativas. En Bonampak y Chichén Itzá, también en México, los mayas y los maya-toltecas pintaban el interior de los templos con frescos realistas en los que representaban hechos históricos. Entre las pinturas murales descubiertas más recientemente están las de Cacaxtla, en Tlaxcala, con su impresionante descripción de las jerarquías divinas, sacerdotales y guerreras. Aunque las primeras pinturas murales se encontraron en Mesoamérica, también se han descubierto en el área intermedia diseños geométricos en tumbas subterráneas en Tierradentro, Colombia, y murales con representaciones mitológicas en Panamarca, Perú. También en Perú, las vasijas de moche con forma de estructuras arquitectónicas nos indican que el exterior de los edificios se pintaba a menudo con motivos simbólicos.

La refinada habilidad para la pintura y el dibujo de muchos de los pueblos precolombinos puede apreciarse en la escritura pictográfica de los códices mayas, mixtecas y aztecas. Las páginas de estos libros, hechas de piel de venado, fibras vegetales o cortezas de diferentes árboles, y plegadas a manera de biombo, estaban cubiertas con figuras y símbolos de gran riqueza cromática y meticuloso dibujo que registraban hechos históricos o mitológicos. Los códices fueron destruidos durante el siglo XVI por los misioneros españoles, por considerarlos instrumentos del mal e inducir a la idolatría, (véase Movimientos misioneros). Entre los pocos que se conservan, todos ellos del periodo posclásico, están tres códices mayas (actualmente en Dresde, París y Madrid, en la Biblioteca Nacional), el Códice Nuttall de los mixtecos (actualmente en el Museo Británico, Londres), y algunas obras aztecas.

También se encuentran muestras de la pintura precolombina en la decoración de vasijas. La cerámica maya, la moche y la peruana de Nazca proporcionan algunos de los ejemplos más excepcionales sobre diseños y técnica.

Escultura


La mayor parte de las esculturas precolombinas que se conservan son figurillas de barro o arcilla y efigies con forma de vasija. Las esculturas de piedra se encuentran principalmente en Mesoamérica y, con menos frecuencia, en las áreas intermedias y centroandinas, que son regiones en las que la metalurgia se desarrolló antes y se utilizó más ampliamente. Aunque la técnica de trabajar los metales estaba muy evolucionada, seguían utilizando los instrumentos de piedra para tallar.La escultura precolombina tuvo su mayor desarrollo en México y América Central, donde se asentaron las culturas azteca y maya.
El arte azteca es, fundamentalmente, un arte al servicio del Estado, un lenguaje utilizado por la sociedad para transmitir su visión del mundo, reforzando su propia identidad frente a la de las culturas foráneas. De marcado componente político-religioso, el arte azteca se expresa a través de la música y la literatura, pero también de la arquitectura y la escultura, valiéndose para ello de soportes tan variados como los instrumentos musicales, la piedra, la cerámica, el papel o las plumas.

Arquitectura


Los edificios precolombinos más antiguos estaban construidos en madera, juncos trenzados, esteras de fibra o paja, y otros materiales perecederos. Las estructuras permanentes o monumentales construidas en piedra o adobe (ladrillos de barro secado al sol) se desarrollaron principalmente en Mesoamérica y en la zona central andina.

Las técnicas de construcción precolombinas eran rudimentarias. La mayor parte de las estructuras se construían con el sistema de pilastra y dintel o de vigas horizontales sin arcos, aunque la cultura chavín del Perú y la maya de Mesoamérica emplearon el arco falso o bóveda de piedra salediza, que consiste en colocar una piedra sobre otra para conseguir una forma de arco. Utilizaban más herramientas de piedra que de metal, y tanto el transporte como la construcción de edificios como las pirámides, palacios, tumbas y templos sobre basamentos escalonados, se llevaban a cabo manualmente sin ayuda de ningún tipo de maquinaria.

La pirámide precolombina era considerada como algo diferente a su equivalente egipcia, ya que no estaba construida con fines funerarios sino como residencia de una deidad. Sin embargo, excavaciones recientes confirman de modo reiterado que solían incorporarse tumbas a las pirámides. Los pictogramas de los códices, (véase Paleografía) permiten suponer que las pirámides tenían gran importancia cívica y cultural. El símbolo azteca para representar la conquista era una pirámide en llamas en la que el calli, o casa del dios (el templo mayor), había sido derribado por el conquistador. Para hacerlas aún más monumentales e incrementar así el prestigio del gobernante, muchas de las pirámides mesoamericanas se reconstruían periódicamente sobre una estructura ya existente si bien esta práctica se relacionaba con cada cambio de era y se conmemoraba construyendo una pirámide nueva encima de las anteriores.

Saturday, December 15, 2007

Rasgos Culturales


Las civilizaciones precolombinas eran principalmente agrícolas. El cultivo del maíz se convirtió en el alimento principal en Mesoamérica, como lo fue la papa o patata en la zona andina de Perú y Bolivia. Hasta la relativa secularización que se dio en el periodo posclásico, la religión fue primordial en la configuración y el desarrollo de la cultura precolombina. Sin embargo, las creencias y ritos religiosos estaban muy condicionados por preocupaciones relacionadas con la fertilidad de la tierra y la productividad de las cosechas que suelen dominar las sociedades agrícolas. Por lo tanto, gran parte del arte y la arquitectura precolombinas está relacionada con la astronomía, a través de la cual los indígenas americanos establecían las épocas más apropiadas para plantar y recoger la cosecha.

Se desarrollaron dos tipologías urbanas. Una era el centro ceremonial, de estructura compleja constituida principalmente por edificios religiosos y administrativos que se construían alrededor de plazas y que carecía de viviendas y calles. Se cree que en estos centros solamente vivían los gobernantes seglares y religiosos con sus cortes, mientras que la mayoría de la población residía en granjas pequeñas en una zona suburbana circundante. La otra tipología, similar a lo que conocemos actualmente como ciudades, tenía calles que separaban las residencias de las diferentes clases sociales, así como templos y edificios administrativos orientados hacia la plaza central. Los proyectos arqueológicos recientes que estudian los trazados en emplazamientos mesoamericanos ponen de manifiesto que lo que se creían centros ceremoniales albergaban poblaciones de plebeyos, semejándose a verdaderas ciudades. Tanto los complejos ceremoniales como las verdaderas ciudades servían como centros religiosos, gubernamentales y comerciales. El comercio no sólo era importante para el suministro de bienes necesarios y superfluos, sino también como medio de transmisión de ideas y técnicas, así como de formas y motivos artísticos.

Cronologia



Tradicionalmente se ha establecido una división cronológica de tres periodos u horizontes que comprenden las fases más importantes: el preclásico o de formación, (c. 1500 a.C.-c. 300 d.C.); el clásico o de florecimiento, (c. 300-c. 900); y el posclásico (c. 900-1540). Aunque el término clásico da a entender que en ese periodo se alcanzó el punto máximo del desarrollo cultural, los expertos actuales niegan el supuesto, antaño vigente, de que lo mejor del arte y la arquitectura precolombinas se produjera en el periodo clásico. El arte y la arquitectura de cuatro civilizaciones posclásicas, la mixteca y la azteca en México, así como la chimú y la inca en Perú, son igual de relevantes que las de sus predecesoras clásicas, y difieren únicamente en gusto y propósito.

En el periodo preclásico pueden apreciarse ya algunos de los rasgos del desarrollo pleno de la civilización precolombina. En ese periodo temprano América estaba conformada por jefaturas tribales aisladas y reinos pequeños cuyas respectivas culturas se desarrollaron, en su mayor parte, independientes unas de otras. Sin embargo, existen pruebas de la amplia difusión de algunas ideas religiosas y motivos visuales. Tanto la civilización olmeca de México, como la cultura de San Agustín en Colombia y la cultura chavín en Perú adoraban a una deidad felina, y todas compartían una iconografía artística similar.

Durante el periodo clásico se desarrollaron imperios muy complejos. Sus dirigentes eran generalmente sacerdotes, en lugar de los sacerdotes-guerreros que gobernaron las civilizaciones posclásicas, y las culturas se difundían o asimilaban más rápidamente. Aunque suele considerarse un periodo pacífico, los estudios arqueológicos más recientes han demostrado que la mayoría de las civilizaciones del periodo clásico eran guerreras. Las conquistas y el comercio extensivo produjeron una riqueza que se utilizó para la construcción de centros ceremoniales o ciudades, así como para la creación de efectos personales cada vez más lujosos y objetos funerarios o rituales de gran calidad.

El periodo posclásico se caracteriza por las frecuentes guerras provocadas por presiones socioeconómicas como el aumento de la población y el desarrollo técnico. Las culturas y civilizaciones de este periodo son las mejor documentadas, debido a que los cronistas españoles recogieron sus impresiones personales o recopilaron historias de los conquistados.

Ambito Geografico


Arqueólogos e historiadores culturales agrupan las culturas precolombinas por zonas geográficas. Aunque en algunos casos no se ponen de acuerdo sobre la extensión precisa de esas zonas, suele aceptarse una división geográfica básica. En este artículo se considera que la zona de Mesoamérica, una de las regiones culturales de mayor importancia, abarca los actuales países de México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador. La otra región cultural de gran importancia la constituyen Perú y Bolivia, que forman el área central andina. La zona intermedia la integran la parte sur de América Central y el norte de los siguientes países de América del Sur: Venezuela, Colombia y Ecuador. La zona periférica comprende el resto de América del Sur y las islas del Caribe. Aunque en un principio se consideraba que estas zonas eran entidades culturales separadas unas de otras, recientes investigaciones arqueológicas demuestran que existe una importante interrelación cultural entre ellas. Y, por lo tanto, en la actualidad se investigan las semejanzas culturales tanto como en el pasado se investigaban las diferencias. Para la búsqueda de vestigios o semejanzas entre las distintas civilizaciones precolombinas muchos antropólogos, arqueólogos e historiadores del arte estudian las culturas indígenas actuales de Iberoamérica.

Arte y Arquitectura Precolombinas


Arte y arquitectura precolombinas, arte y arquitectura de las civilizaciones indígenas de Mesoamérica y los Andes y de las culturas vecinas anteriores al siglo XVI d.C. (para el arte de las antiguas culturas indígenas del norte de México, véase Indígenas americanos).

Durante 3.000 años, antes de la exploración y colonización del hemisferio occidental por parte de los europeos, los pobladores nativos de la América precolombina desarrollaron un conjunto de civilizaciones cuyos logros artísticos e intelectuales podían rivalizar con los de la antigua China, de la India, Mesopotamia y el mundo mediterráneo. Estos logros resultan aún más sorprendentes si tenemos en cuenta que la mayoría de las técnicas de las civilizaciones del hemisferio oriental no eran conocidas en el Nuevo Mundo. La rueda, por ejemplo, se usaba en Mesoamérica solamente en los juguetes y nunca llegó a aplicarse a la alfarería, a la construcción de carretas o como sistema de arrastre. El uso de herramientas de metal no era frecuente y, además, no empezaron a utilizarse hasta las últimas etapas de la historia precolombina. Los mayas realizaban elaboradas esculturas y complejos ornamentos de jade golpeando una piedra con otra.